Sin novedades en el frente, preciosa. Acabamos de colgar. En breve me esperan 3 días por ahí, alejado de mi casa y de tu voz (lo que me hace sentirme aún más lejos). Ahora mismo ha sido uno de esos momentos raros de "buenas noches, buenos días". Me gustaría estar ahí contigo, a tu lado en tu cama. Abrazarte y que me contases las mismas historias pero al oído y en bajito. Eres lo mejor que me ha pasado nunca y ya sabes que por aquí las cosas están tan claras como por allí: consiste en esperar. El tiempo pasa lento demasiadas veces, como si se regodease. Pero cuando hablamos no. Cuando hablamos todo parece más cercano y más fácil. Aunque no quiero ser el que monopolice tu vida social, por eso me gusta que hagas esfuerzos como el que hiciste anoche (esto lo leerás cuando ya estés ON). Anoche ya te decía que el ordenador será genial, sin duda. Tienes suerte. Pero los ordenadores siempre están. Yo también estoy siempre. Además tienes la suerte de poder socializar con desconocidos, de poder buscar puntos de encuentro y, aunque sea, dedicarte a escuchar otras vidas. Mi padre siempre decía que socializar no es más que cambiar de sitio el aburrimiento. Aunque no sea más que eso, hay que hacerlo. Yo soy guiri en Benavente, ni socializo ni aspiro demasiado a ello. Ahora me esperan 3 días sociales, sí. No me apetece.
Me hace gracia: me siento como tu ordenador nuevo y tu teléfono viejo.
Siempre estoy, como el ordenador, pero estoy en espera de tu retorno, como tu linea telefónica.
Te quiero
Puede que estos 3 días sean algo grises.
Pero puede que no.
Sabes que los días que han de venir llegarán tarde o temprano.
Que todo volverá a ser como antes (o parecido).
Volveremos a dormir juntos.
Los días volverán a ser de 24 horas.
Albuquerque será un buen recuerdo.
Sentiré de nuevo el calor de tus abrazos.
Habremos sobrevivido.
Y habrá merecido la pena.