jueves, 6 de septiembre de 2012

Aquellas noches de lunes

Solían ser días de transición. A veces iba con Emi. Casi siempre solo. Allí solía encontrarme con un japonés pequeño y salido. A veces con algunos otros conocidos. En aquella época el público gritaba a los artistas. No era faltar al respeto, era un toque de familiaridad o de amistad, no sé. Todos los que hacíais algo en el escenario solíais veros envueltos en una nube de humo, que por entonces quedaba muy bien, y observabais el incesante tráfico de gente yendo a la barra o subiendo al baño. Pero cada lunes había un instante en que las cosas cambiaban. Alguien, un showman cuyo nombre real parece nombre artístico o un tipo que escribe textos que suenan mejor leídos por él que leídos en la soledad de la literatura, te presentaba. A mí siempre me sonabas como de apellidos casi diplomáticos. Y aparecías en el escenario, ahí, algo tímida pero radiante, leyendo tus poemas, a veces en castellano y a veces en euskera. Yo no podía evitar callarme y acercarme. Escucharte y notar como la poesía es más fácil cuando te la dan hecha.

De eso hace ya bastante tiempo. No somos los mismos. Aunque la esencia debe ser la misma, supongo. Ahora me sigo sorprendiendo de que esa musa bohemia me acompañe cada día aunque la distancia parezca larga y yo ande aquí viviendo en el futuro. Quizá por eso anoche me emocionó verte. Supongo que verte ahí, al otro lado, cercana y sonriente me hizo darme cuenta de que sigues siendo real y de que a veces las horas parecen estirarse porque no estás pero, en el fondo, sé que vale la pena aguantar los días de treinta y dos horas.

Esto no es más que una reflexión cargada de recuerdos. Podía decirte que te quiero, que te echo de menos, que hace un año ya nos hablábamos en aquellos días de biblioteca acompañados de otros y que la distancia la siguen haciendo las personas más que los kilómetros. Pero todo eso ya lo sabes. Buenos días, amore. Espero que hayas dormido mejor que bien pero peor que maravillosamente.




Ya sé que esta foto no te encanta por cómo sales, 
pero creo que para que la veamos nosotros, 
y quien se acerque por aquí, nos puede valer.

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